Introducción.- Para un jesuita boliviano el estudio del conflicto entre Fray Bernardino de Cárdenas y los jesuitas es un tema muy atrayente pero también muy difícil. Es atrayente porque Fray Bernardino de Cárdenas, nacido en
Cárdenas y Contreras.- Las diversas fuentes no están de acuerdo sobre la fecha de nacimiento de Cristóbal de Cárdenas, quien en
Uno de sus primeros adversarios jesuitas fue un paceño como él, y también como él, alumno del Colegio San Martín: Francisco de Contreras, nacido en 1577, hijo de Vasco de Contreras y de Teresa de Ulloa, ricos sevillanos, encomenderos de Caracollo (Oruro). Dado el tamaño de la ciudad de
Francisco de Contreras entró al noviciado de los jesuitas en Lima en
De ambos se dice que desde niños sabían aymara y quechua. En esos tiempos era absolutamente normal que los niños criollos de
Hay otro punto en común entre los dos religiosos paceños. Del P. Contreras sabemos que por sus conocimientos del quechua, siendo Rector del Colegio de Arequipa (1611-1614), fue elegido para participar en la campaña de extirpación de la idolatría, promovida por el Arzobispo de Lima, Bartolomé
Lobo Guerrero. De Fray Bernardino sabemos que en 1629, siendo cura de la doctrina de Camata, fue nombrado por el Concilio Provincial Platense delegado para la extirpación de la idolatría. Y aquí acaba el paralelo.
El P. Contreras no fue misionero sino catedrático de filosofía y teología en el Colegio San Pablo de Lima y Rector de los Colegios de Arequipa, Cusco y San Pablo de Lima. Fuera de la mención del libro del noviciado, de que sabía dos idiomas indígenas, y del nombramiento como extirpador de idolatrías por sus conocimientos linguísticos, se ve que en sus ministerios ordinarios no solía emplear ni el quechua ni el aymara. Conocemos solamente dos obras publicadas por el P. Contreras, ambas producto de la elucubración de un catedrático, ambas en ataque a Fray Bernardino: 1) “Iudicium de validitate consecrationis cuiusdam episcopi Bernardini a Cárdenas, nondum acceptis litteris pontificiis. Lima,
En cambio, Fray Bernardino se dedicó desde su ordenación sacerdotal (1600?) a la labor misionera. Fue Guardián de los Convento de Chuquisaca (1614-) y Potosí (1620) y misionero entre los lecos y chunchos de Apolobamba (1621-1627) . Intervino eficazmente para lograr la pacificación en un levantamento de indígenas en Songo, Challama y Simaco en el departamento de
El nombramiento de obispo.- En 1638
Dos fueron los “errores humanos” que cometió el funcionario desconocido que decidió el nombramiento de Fray Bernardino como Obispo de Asunción, nombramiento que fue puesto en la mesa del rey para su firma de oficio. El primero fue sacarlo de su “habitat” natural (el sur del Perú y Bolivia), donde todas sus cualidades se ejercitaban en plenitud. Conocía bien, tanto a los indígenas como a los españoles. Podía bandearse con perfección frente a situaciones conflictivas de todo tipo. Sus conocimientos del quechua y del aymara lo hacían efectivamente un candidato excelente para ser pastor de cualquiera de las greyes del mundo andino. Como consecuencia, el segundo error fue mandarlo a un territorio diferente al andino, y que le era totalmente desconocido, tanto en el mundo indígena como en el mundo español. Y por supuesto, como misionero y pastor no podía ser muy eficaz entre los guaraníes, ya que a los 61 años de edad , o más, era mucho pedir a un hombre que pudiera aprender el guaraní y llegar a conocer la mentalidad y las costumbres de los guaraníes. Entre sus obras Efrocina Cristaldo menciona vocabularios y rituales an aymara, quechua, puquina, takama y guaraní. Posible, pero no probable, es que Fray Bernardino pudiera haber redactado esas obras en quechua, aymara o puquina. Es muy dudoso que supiera takama. Y resulta mucho más dudoso, que viviendo en el mundo andino, hubiera sido capaz de redactar esas obras en guaraní. No se puede descartar que tuviera en su biblioteca esas obras. Incluso las escritas en quechua y aymara, es muy probable que sean de otro autor.
Con respecto a los jesuitas, a quienes apreciaba y respetaba, a muchos de los cuales conocía personalmente, sin duda se hubiera presentado el problema de la toma de posesión del cargo sin haber recibido las bulas pontificias, como hemos visto en el caso del P. Contreras. Al fin y a l cabo, ese problema se solucionó. Pero todo lo demás, quizás no habría sucedido si hubiera sido efectivamente obispo de los “kollas”.
Las bulas pontificias.- Debido a la institución del Patronato, quien designaba a los obispos era el rey, pero quien le daba la posesión canónica del cargo era el papa. Teóricamente podía suceder que el papa no diera el visto bueno a un nombre presentado por el rey, pero en la práctica eso se daba muy rara vez. Con demasiada frecuencia, las bulas pontificias llegaban mucho después que la carta del rey. A veces tardaban no meses sino años, o nunca llegaban. No hubiera existido el problema si los oficios reales y pontificios hubieran sido mandados al mismo tiempo en las mismas naves, con las copias habituales en diferentes vías. Pero eso no sucedía. El rey mandaba el nombramiento real a Roma, y antes de saber si el papa aceptaría o no la designación hecha, el pliego ya viajaba a las Indias. Unos opinaban que un obispo electo podía hacerse cargo de la diócesis con las mismas atribuciones que un vicario capitular, por lo tanto con jurisdicción como ordinario, pero no podía ser consagrado obispo antes de recibir las bulas pontificias. Según otros, para tener jurisdicción no bastaba la cédula real. Con todo, podía el electo ser nombrado Vicario Capitular por el Cabildo Catedralicio.
Según Efrocina Cristaldo, en 1639 recibe Fray Bernardino la notificación de que su nombre ha sido enviado a Roma para ocupar el Obispado de Asunción, lo cual quiere decir que el nombramiento real fue de 1638, y no de 1640, como dice el P. Egaña.Las bulas pontificias son despachadas el 18 de agosto de 1640. Antes de que lleguen a sus manos, emprendió Fray Bernardino el viaje a Asunción. De camino, en agosto de 1641 consultó a los jesuitas de Salta si podía consagrarse basándose en la certeza de que las bulas habían sido expedidas, pues había recibido una carta desde Roma, del Cardenal Antonio Barberini, quien, aunque no le daba el tratamiento debido a un obispo, se refería a asuntos relativos a la administración de los obispados. Los jesuitas de Salta le dieron su parecer favorable. La carta del Cardenal Barberini estaba fechada el 12 de diciembre de 1638.
¿Por qué Fray Bernardino no preguntó primero a los jesuitas que conocía, de Lima, Arequipa, Cusco,
Deseoso tal vez de contar con la aprobación de jesuitas de mayor nivel académico que los de Salta, desde allí Fray Bernardino escribió al P. Diego de Boroa, Rector del Colegio de Córdoba (Facultad de Filosofía y Teología), el equivalente del Colegio San Pablo de Lima, remitiéndole el escrito de los jesuitas de Salta y pidiéndole su firma. El P. Boroa le respondió que consultados los teólogos y canonistas de su colegio, opinaba que en conformidad con el derecho corriente no podía consagrarse aún. A pesar de ese parecer, Fray Bernardino prosiguió su viaje a Santiago del Estero. Mostró al Obispo del Tucumán, Fray Melchor de Maldonado, O.S.A., únicamente el documento firmado por los jesuitas de Salta. El Obispo Maldonado lo consagró el 12 de octubre de 1641. De regreso a Córdoba, Fray Bernardino pidió al P. Boroa un escrito probando la legitimidad de su consagración, a lo que éste se negó. Ese mismo año se publicó en Lima el tratado del P. Francisco de Contreras, ya citado, impugnando la validez de la consagración de Fray Bernardino. El Provincial de los jesuitas del Paraguay, P.Francisco Lupercio Zurbano, ordenó a sus súbditos no tocar el tema. Fray Bernardino tomó posesión de la diócesis de Asunción el 20 de mayo de 1642. En noviembre de ese año llegaron las bulas con fecha del 18 de agosto de 1640, o sea, con un retraso de dos años.
Con la llegada de las bulas pasó y se olvidó el incidente. Fray Bernardino visitó las reducciones de los jesuitas. En carta al superior de las misiones, P. José Cataldino, se mostró muy satisfecho con lo que había visto y no escatimó sus elogios. Sus informes sobre los jesuitas al Rey Felipe IV no podían ser más favorables. Le dice que los jesuitas defienden sus reducciones “con valor e incansable trabajo de las continuas guerras, invasiones y robos que los portugueses de la villa de San Pablo, del estado del Brasil, hacen y han hecho a menudo en aquellas provincias de la corona de Castilla, para cuya defensa han hecho y hacen los dichos religiosos grandes gastos con armas, municiones y los demás pertrechos de guerra “.
(Egaña, p.186).
El servicio personal , las minas de oro y el catecismo guaraní.- Un nuevo conflicto surgió a raíz de la diferente visión de Fray Bernardino sobre el servicio personal de los indios. Los jesuitas no aceptaban que los indios de sus reducciones trabajaran para los españoles, punto de vista que no compartía el obispo. También aquí se ve que pesó su experiencia de trabajo en las Audiencias de Lima y Charcas. En esos territorios la mayor parte de las doctrinas de indios se encontraban en tierras bajo el mando de los españoles. Por otra parte, Fray Bernardino dio oídos a la leyenda de la existencia de minas de oro en las reducciones. Informó en ese sentido a Chuquisaca, Lima y Madrid, afirmando que los jesuitas se enriquecían en perjuicio de la corona.
Más grave fue su oposición total al catecismo guaraní usado por los jesuitas. Los acusó de herejía, por usar palabras no adecuadas. En realidad, ese catecismo era el de Fray Luis de Bolaños , franciscano, aprobado por dos sínodos diocesanos. Por real cédula del 1º de junio de 1651 el Arzobispo de
Estalla el enfrentamiento.- En un momento dado el Obispo Cárdenas quiso que los jesuitas le regalen una hacienda que habían comprado, y al negarse éstos a dársela, les ordenó abandonarla en el plazo de ocho días. El Gobernador de Asunción Gregorio de Hinestrosa, amigo de los jesuitas, para defenderlos tomó una medida totalmente arbitraria. Obtuvo de los jesuitas, dominicos y mercedarios un documento en el que se afirmaba que Fray Bernardino de Cárdenas carecía de jurisdicción. El 5 de noviembre de 1644 el Gobernador Hinestrosa reunió en la catedral al clero y fieles. El Vicario General, Cristóbal Sánchez, declaró sede vacante y tomó posesión de la diócesis. Hallándose el obispo en la misión franciscana de Yaguarón, a
Ese mismo año fue nombrado un nuevo gobernador, Diego de Escobar y Osorio. El Obispo Cárdenas se presentó en Asunción el 25 de febrero de 1647 con una cédula de
El 29 de mayo de 1651 los oidores de
Fray Bernardino viajó a
En 1657
Fray Bernardino de Cárdenas, durante su vida y después de su muerte, fue visto como víctima de los jesuitas o como su perseguidor. Los sucesos escandalosos, en los que hubo intransigencia y violencia por parte de los dos bandos encontrados, a favor o en contra de Cárdenas, no fueron cubiertos con la capa del olvido como tantos otros ocurridos a lo largo de la época virreinal entre obispos y religiosos o entre autoridades eclesiásticas y civiles. Mantenidos vivos durante un siglo durante la campaña por la supresión de los jesuitas, sirvieron como arma en manos de sus enemigos. En toda Europa se difundió una traducción francesa de un memorial presentado al Rey de España en defensa de la reputación y de la dignidad de Fray Bernardino de Cárdenas. En Madrid se publicó en 1768 una colección de documentos tocantes a la persecución de que éste fue objeto por parte de los jesuitas. Lamentablemente, la figura del obispo enfrentado con los jesuitas oscureció a la del misionero.
Obra.- Cárdenas, Bernardino de, O.F.M.- Memorial y relación verdadera de las cosas del Reino del Perú. Madrid, 1634.
Fuentes.-
Archivo Romano Societatis Iesu (ARSI). Fondo Gesuitico. 845.
- Colección general de documentos tocantes a la persecución que los regulares de
- Mémorial présenté au Roy d’ espagne pour la déffense de la réputation, de la dignité et de la personne de l’Illustrissime et Révérendissime Dom Bernardino de Cardenas, Evesque de Paraguay. 1667.
Bibliografía,-
-Anasagasti, P. de, O.F.M. Los franciscanos en Bolivia.
-Astráin, A, S.J. Historia de
-Contreras, Francisco de, S.J. Iudicium de validitate cuiusdam episcopi Bernardini a Cárdenas, nondum acceptis litteris pontificiis. Lima, 1641.. Pastells, P. Historia de
- Cristaldo, Efrocina. Fray Bernardino de Cárdenas, predicador y misionero apostólico. (Manuscrito. Cochabamba, 1995).
-Egaña, A. de, S.J. Historia de
- Furlong, G, S.J. Misiones y sus pueblos de guaraníes. Buenos Aires, 1962, pp. 626-629.
- Mendiburu, M. Diccionario histórico-biográfico del Perú. III, pp. 302-305.
-Molina, P. Historia del Obispado de Santa Cruz de
-Vargas Ugarte, S.J. Fray Bernardino de Cárdenas, Obispo del Paraguay. Boletín del Instituto de Investigaciones históricas. 10 (1930), pp. 81-102.
- New Catholic Encyclopedia. (L.G. Canedo. Cárdenas, Bernardino de. 3, p. 103).
2 comentarios:
Muy bueno el artículo! me ha servido para profundizar en una investigacion que estoy realizando sobre la Historia del Paraguay. Saludos y espero más escritos.
Muchas gracias por este fabuloso artículo construido de forma concisa y objetiva. Felicidades al autor
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