martes, 8 de abril de 2008

Jesuita Javier Baptista, S.J.

La Santa Escritura fue tu compañía.
Viajaste en tu mente a la Galilea.
Estuviste en Grecia y también en Roma,
y seguiste el rastro de los Santos Padres.

Montado a caballo, subiste y bajaste
montañas andinas como sacerdote.
Voajaste en canoa por el Amazonas.
Llegó tu palabra a niños y pobres.

En las reducciones de nuestros países,
en misión lejana aprendiste idiomas.
A los despreciados tendiste la mano.
Pintor y músico, hablaste de Dios.

Seguidor y amigo del Maestro Divino,
oíste que te dijo: "Tú nunca estés quieto"
Leyendo libros o escribiendo libros,
aunque sedentario, fuiste misionero.

En muchos pílpitos resonó tu vos.
Seguidor de Ignacio, tú diste ejercicios.
Colegios y escuelas fueron tu familia.
Fuiste amigo y padre, siempre profesor.

En la universidad cultivaste mentes.
En un libro grande de Nuestro Señor,
los nombres y caras de tus estudiantes,
están ya inscritos juntamente al tuyo.

En todas tus clases, sentado o de pie,
visitaste siempre tierras muy lejanas,
en tiempo y espacio, pensando en cristiano.
Enseñando a otros fuiste misionero.

Contemplando el cielo, estudiaste estrellas.
Libreta en la mano y abriendo los ojos.
viste cómo viven abejas y hormigas,
y así alabaste a nuestro Creador.

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