martes, 8 de abril de 2008

Usted es así, capitán

Archie Gladstone fue el primero en darse cuenta de que Bob había desaparecido. Cuando lo necesitó para que lo ayudara en la cocina, lo buscó por casi todo el barco, sin dar con él. A mediodía era Bob era el único que faltaba en el comedor. "No está en su camarote". Enterado el capitán, dio inmediatamente las órdenes necesarias para que se procediera con toda diligencia en la búsqueda del muchacho. Todo fue inútil. El silencio de las grandes tragedias se dejaba sentir y los ásperos rostros de los tripulantes del "Blue Ship", reflejaban angustia.

Los ojos de Archie Gladstone se encontaron con los del capitán. "No sabía nadar, capitán" "¡Pobre Bobby! Pero no debemos perder las esperanzas. Haremos todo lo posible por encontrarlo. Es nuestro deber, Archie" El barco volvió a recorrer la misma ruta" A loz diez minutos escasos, uno de los que vigilaban en proa corrió hacia la primera campana qu encontró. "¡Un cuerpo humano a estibor!" A medida que el barco se acercaba al punto en que el náufrago luchaba con las olas, pudieron los marinos reconocer claramente al pequeño ayudante del cocinero de a bordo. Otra vez se encontraron los ojos de Aechie Gladstone con los del capitán. Los de ambos se iluminaron con una brillante expresión de alegría.

Henry C. Lynch, capitán del "Blue Ship", Archie Gladstone, cocinero, y Bob Stewart, el pequeño
aspirante a marino, reían poco después alegremente. Repuesto ya del susto, y algo más calmado, después de su agitación nerviosa, más por el carño de sus amigos que por el coñac o las atenciones del médico, Bob relató todas las circunstancias de su accidente.

"No me acuerdo exactamente la hora, pero más o menos a eso de las diez, después de haber hecho la limpieza del comedor y de las escaleras del puente B, me sentí indispuesto" "¡Pero qué chiquillo! ¿por que no me avisaste?", exclamó Lynch. "Lo mismo digo", agregó el cocinero. "Te hubiera dado un par de huevos fritos con bacalao y salsa de tomate" "¿Para curarle el mareo, Archie?" " Bueno, para lo que sea, para reanimarlo... Como estaba débil...

"Continúa, Bob", dijo el capitán. "¿Cómo te caíste?" "Lo último que recuerdo", dijo Bob, "es que quería levantarme y no pude. Todas las cosas se fueron oscureciendo. Ya no reconocí nada, y empecé a sudar frío. Creo que me incliné con fuerza sobre la baranda... y caí al mar. No sé si me recobré inmediatamente. Seguramente no, porque cuando me dí cuenta, el buque estaba ya bastante lejos"

"Bueno, pero ¿cómo pudiste mantenerte a flote, si no sabes nadar?" En realidad, no sé cómo. Al principio tuve un miedo terrible, y me dieron ganas de llorar. Me acordé depués de lo que Ud. me dijo esa vez, cuando hablamos en su camarote" "¿Qué te dije? Ya no me acuerdo" "Que nunca me deje dominar por el miedo, aunque me encuentre en un tremendo peligro, que en esos casos conviene reflexionar, hacer lo posible, con serenidad. Y que si me porto así, como un valiente, siempre me salvaré" "¡Muy bien, Bob! Eres el mejor marino del mundo", exclamó Gladstone. "Pero", preguntó Lynch, "¿creías que te buscaríamos?" "¡Claro que sí" Estaba seguro, segurísimo, porque Ud. es así, capitán".

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