lunes, 19 de noviembre de 2007

La gemela.

LA GEMELA
Javier Baptista, S.J.
El Panchito estaba con mucho dolor de muelas. Carmela decidió llevarlo a Cochabamba. Se quedaron en Arani su marido, Luis, y su hija Graciela. La otra hija, la Julita, se había quedado en Cochabamba, porque quería estar en el cumpleaños de su amiga Leonor Durán, pero ese mismo día tenía que volver a Arani. El tren llegó a la estación de cliza. El Panchito bajó a comprar plátanos. Vi a su hermana Julita, vestida de pollera, con trenzas y todo, sentada en el suelo, ofreciendo papas. "¿Qué le pasa a esta loca?", pensó. Se acecó a la Julita y le dijo: "¿Por qué te has vestido de cholita?". La chica lo miró y le dijo: "¿Ja?". El Panchito le dijo: "¡Ja!. ¡Ja!". La chica le dijo en quichua: "Comprate estas papitas".
El Panchito la miró atentamente. La voz no era la de la Julita. Hablaba en quichua como las inciecitas. Y había más diferencias. Era más morena. Se fijó en sus manos, manos de campesina, con las uñas sucias y mal cortadas. Ciertamente, no era la Julita. Su mirada tampoco. Y no tenía el lunar que la Julita tenía en la mejilla derecha. "¿Qué te llamás?", le pregunto el Panchito en quichua. "Margara", contestó secamente la chica. "¿Y tu apellido?" "Laime". Cuando el Panchito le preguntó: "¿De dónde eres? ¿Dónde vives?", ella le contestó en mal tono: "Mucho estás preguntando", El Panchito, ya sin decir nada se retiró.
Siempre había oído decir en su casa que la Julita tenia una gemela llamada Beatriz, y que se perdió cuando tenía tres años. La habían buscado por todas partes pero nunca la encontraron. El Panchito compró los plátanos y volvió al tren. Le dijo a su mamá: "La he visto a la Beatriz. Es una cholita, con pollera y todo, quichuista. No habla castellano. Vende papas. Dice que se llama Margara Laime, No me ha querido decir dónde vive". Carmela, aparentemente muy serena, dijo: "Voy a ir a verla. Tú no te muevas de aquí". Bajó. La vio y lloró. El tren ya estaba por partir. Sin secarse las lágrimas subió al tren. Le dijo al Panchito: "No les vas a decir nada ni a tu papá ni a la Julita ni a nadie. Es mejor para esta chica y para nosotros que no cambiemos su vida. Por lo menos, sé que vive". Y se pesu a llorar amargamente.

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