LA COMPAÑÍA DE JESUS EN BOLIVIA (1814-1997)
Provincia de España (1814-1853)
Restaurada la Compañía de Jesús por Pío VII en 1814, se crearon entre otras las Provincias de España y México. Esta última fue la única en América Latina que pudo reconstituirse con los sobrevivientes de la antigua Compañía y nuevas vocaciones. Ninguna de las otras provincias latinoamericanas pudo rehacerse. Los pocos que quedaron de las Provincias del Nuevo Reino de Granada, Quito, Perú, Chile y Paraguay, pasaron a formar parte de la Provincia de España, lo mismo que los que quedaban de las Provincias de Andalucía, Aragón, Castilla y Toledo. Entre los jesuitas de la Provincia del Perú, que en la nueva Compañía pasaron a España, figuraba el cochabambino P. Juan Crisóstomo Muñoz.
Restablecida la Compañía en España y sus dominios por Fernando VII, se crearon varias juntas en Latinoamérica, dependientes de una junta central en Madrid, para establecerla en diferentes territorios. Una de ellas fue la llamada de Charcas, que comprendía la Audiencia de Charcas y las Gobernaciones de Buenos Aires, Asunción y Tucumán.
Suprimida la Compañía en España en 1820, volvió a ser restablecida en 1823. Después de la muerte de Fernando VII en 1833, surgió el problema de la sucesión. El rey había nombrado heredera del trono a su hija Isabel, menor de edad, y regente a su esposa María Cristina. España se dividió en dos facciones. Por un lado, los partidarios de Isabel, liberales y anticlericales, defensores de la monarquía constitucional, y por otro, los partidarios del hermano del rey difunto, Don Carlos, defensores de la monarquía absoluta y de la Iglesia Católica. Mezcla intextricablemente la política con la religión, el gobierno decidió la supresión de la Compañía de Jesús, vista como el baluarte principal de los partidarios de Don Carlos. El 4 de julio de 1835 la regente María Cristina decretó la supresión de la Compañía, “por convenir a la prosperidad y bien del estado,
La disolución de la Compañía en España hizo posible su reimplantación en América Latina, donde se estableció formando jurisdicciones que se llamaron misiones, dependientes de la Provincia de España. Juan Manuel de Rosas, jefe de partido federal, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y encargado, y virtualmente jefe de toda la nación, a sugerencias del sacerdote José Reina invitó a los jesuitas a establecerse en la Argentina.
Los seis primeros, cinco sacerdotes y un hermano. Llegaron a Buenos Aires el 9 de agosto de 1836. Quedó constituída la misión de Buenos Aires, cuyo primer superior fue el P. Mariano Berdugo. La comunidad se instaló en el antiguo colegio de San Ignacio, devuelto por el gobierno, y abrió de inmediato un colegio, y en los locales del Colegio San Ignacio la casa de formación con siete teólogos y dos filósofos.
Debido a la actitud arbitraria de Rosas frente a sus opositores, los jesuitas se distanciaron de él. Rosas, que pretendía someter a la Compañía a su voluntad, clausuró el colegio en 1841. Por esa razón, los jesuitas estudiantes retrasladaron a Córdoba. En 1842 los demás jesuitas tuvieron que dispersarse, lo que dio lugar a la fundación de residencias en San Juan y Catamarca, dentro de la confederación argentina, en Montevideo (Uruguay), en Porto Alegre e isla de Santa Catalina (Brasil) y en Santiago (Chile).
La dispersión de jesuitas en lugares tan diversos hizo que se cambiara el nombre de Misión de Buenos Aires por el de Misión del Paraguay. Aunque no habían podido establecerse en ese país, por disposición del gobierno, que consideró vigente el decreto de expulsión de 1767, se escogió ese nombra en homenaje a la antigua Provincia del Paraguay.
El nuevo superior, P. Fernando Parés, fijó su residencia en Montevideo en 1845. Ese mismo año Rosas logró impedir el establecimiento de los jesuitas en Mendoza. En 1848 forzó a los otros gobernadores a expulsarlos de San Juan, Catamarca y Córdoba.. Siguiendo las consignas de Rosas, el Gobernador de Córdoba ordenó a los jesuitas a abandonar su territorio. El P. José Fondá, que era el superior, el P. Ignacio Funes, argentino, y el H. Gabriel Ramis llegaron a Tarija en marzo de 1848. Allí se alojaron en el convento de los padres franciscanos y se dedicaron a los ministerios de predicación y confesión. Luego fueron llamados a Sucre por el deán de la Catedral, donde fueron recibidos apoteósicamente. Fueron acogidos por los padres filipenses, con quienes formaron comunidad.
Posteriormente, procedentes de Catamarca llegaron a Tarija los P.P. Juan Gandásegui y Miguel Ignacio Landa y el H. Manuel Nieto, a quienes no dejaron salir los tarijeños. Ellos permanecieron en Tarija con la intención de fundar un colegio, conforme a los deseos manifestados por la población. El 2 de agosto de 1849 el P. Parés les ordenó partir a Chile. Todos pudieron cumplir la orden, menos el P. Fondá, quien era Rector del Seminario San Cristóbal, profesor de teología, Vice Canciller de la Universidad de San Francisco Javier y miembro del consejo universitario.
El Presidente de la República, Manuel Isidoro Belzu, se opuso a su salida. Manifestó que mientras él sea Presidente de la República el P. Fondá no saldrá de Sucre. Por medio del Ministerio de Relaciones Exteriores escribió al P. José Peña, superior de los jesuitas de Chile, que en vez de retirar al P. Fondá, le enviase compañeros. El P. Fondá pudo salir del país después del atentado contra Belzu (6 de septiembre de 1850). En julio de 1851 ya se encontraba en Chile, donde fue nombrado superior de los jesuitas.
En 1863 la Provincia de España se dividió en dos, Aragón y Castilla. La Misión Paraguaya pasó a depender de la Provincia de Aragón, y las Misiones Colombiana y Ecuatoriana a la de Castilla. La misión paraguaya pasó a llamarse Misión Chileno-Paraguaya en 1868, y Chileno-Argentina en 1908, más lógicamente, puesto que no tenía ninguna casa en el Paraguay. Por ser la Argentina la sede del superior de la misión, se llamó Argentino-Chilena en 1915, y con el mismo nombre fue constituida en provincia en 1918. En 1936 se creó la Provincia Argentina, que incluía la repúblicas del Paraguay y Uruguay.
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Provincia de Toledo (1881-1940)
En 1871 el P. General de la Compañía, Pedro Becks, accedió a la petición del Obispo de Huanuco (Perú), Manuel Teodoro del Valle, de enviar jesuitas para la dirección del seminario. Fueron destinados 4 sacerdotes y dos hermanos. Los jesuitas del Perú pasaron a formar parte de la Misión Ecuatoriana, dependiente de la Provincia de Castilla.
En 1873 se abrió en Lima una residencia, y en 1878 se fundó el Colegio de la Inmaculada. En 1879 los jesuitas fueron expulsados de Huanuco por las autoridades liberales. En abril de ese mismo año estalló la guerra del Pacífico, que enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile. Perdida la guerra por el Perú y Bolivia, la ciudad de Lima fue ocupada por el ejército chileno en enero de 1881, y no pudo funcionar normalmente el colegio de los jesuitas, convertido en hospital.
Esa situación los animó a establecerse en La Paz, donde había interés en que la Compañía abriera un colegio. Una carta de don Pedro Sáenz, en la que los invitaba a establecerse en La Paz, los animó a emprender el viaje. En 1881 la Provincia de Castilla se dividió en dos, Castilla y Toledo. La Misión Colombiana pasó a depender de la Provincia de Castilla, y la Misión Ecuatoriano-Peruana de la de Toledo.
El 9 de octubre de 1881 llegaron a La Paz los PP. Antonio Pérez Barba, Gabino Astráin y Francisco Urdaneta, y fueron recibidos solemnemente por el Obispo Juan de Dios Bosque, cabildo eclesiástico, clero secular, religiosos franciscanos y mercedarios, y gran concurso de gente. Fueron hospedados en el convento de San Francisco. Pudieron instalarse a pesar de la fuerte oposición de los masones y liberales. Más tarde, muchos de los que se opusieron a que los jesuitas abran un colegio en La Paz, inscribieron a sus hijos en ese colegio.
La primera casa propia en la que se instalaron fue comprada por suscripción popular, en 6.000 pesos, en la calle Murillo, cerca del Hospicio. Allí, en 1882 el P. Astráin fundó las asociaciones de caballeros del Sagrado Corazón y de artesanos de San José. Monseñor Calixto Clavijo, que había sido Obispo de La Paz de 1869 a 1874, compró la casa que había pertenecido al Mariscal Andrés de Santa Cruz, Presidente de Bolivia de de 1831 a 1839, y la donó a los jesuitas.
Con la llegada de otros cinco jesuitas más, en ese local se abrió el colegio a fines de 1882, con 35 alumnos, con el nombre de San Calixto, en homenaje al bienhechor, y pasó a formar parte de la Misión Ecuatoriano-Peruana. Posteriormente se amplió el colegio con casas compradas por Monseñor Clavijo y don Aniceto Ace, aún no Presidente de la República. En 1886 había 16 padres y estudiantes y seis hermanos, y el colegio contaba con el ciclo completo de estudios clásicos.
El nuevo colegio se inauguró en 1895, gracias a un préstamo otorgado por el Presidente Mariano Baptista, con la cláusula de que se admitiesen algunos alumnos becados de otros departamentos del país. Además de la actividad docente, los padres del colegio se dedicaron a diferentes ministerios apostólicos en la ciudad. Establecieron el Apostolado de la Oración, Congregaciones Marianas y asociaciones de caballeros, artesanos y empleadas domésticas. Especialmente en cuaresma, no sólo en el departamento de La Paz, sino también en los de Oruro y Cochabamba, El P. Juan Antonio García se dedicó a catequizar a los trabajadores de lengua aymara, que construían el colegio y escribió una pequeña gramática en aymara.
En estos primeros años fue notable la figura del Hermano Eulalio Morales (1837-1907), arquitecto empírico. Antes de su llegada a Bolivia había trabajado como carpintero y ebanista en diferentes casas de la Compañía, en España y en el destierro de los jesuitas en Francia. Llegado a La Paz en 1882, adaptó para colegio la vieja casa colonial. La construcción de la iglesia adyacente al colegio, de estilo neo-gótico, sobrio y de buen gusto, le abrió el camino para otras obras, todas importantes. El H. Morales colaboró en la construcción de la Iglesia Catedral. Además del Colegio e Iglesia de San Calixto, sus obras principales fueron la Iglesia de la Recoleta, el Convento de las Concebidas y los Colegios de los Sagrados Corazones y del Buen Pastor.
Cuando se demolieron la iglesia y el colegio de Loreto, que habían sido de los jesuitas hasta la expulsión de 1767, para construir el palacio del Congreso, el Presidente José Manuel Pando ordenó que el reloj que había sido comprado por el Presidente Mariano Melgarejo, para que diera la hora oficial de Bolivia, fuera instalado en la torre de la iglesia de San Calixto. Con el reloj pasó el privilegio de dar la hora oficial boliviana, que mantuvo durante muchos años el observatorio de San Calixto.
A la noticia de haber estallado una rebelión indígena en el Beni, en las antiguas reducciones jesuitas de Mojos, en 1887 el Presidente Gregorio Pacheco decidió enviar tres batallones para someter a los mojeños. Encontrándose en Cochabamba los P.P. Gumersindo Gómez de Arteche, Gabino Astráin y Ricardo Manzanedo, que daban misiones y ejercicios espirituales, el Obispo de Cochabamba, Monseñor Francisco María del Granado, en un almuerzo con ellos y el Vicepresidente de la República, Mariano Baptista, sugirió la designación de los tres padres como mediadores en el conflicto.
Aceptada la sugerencia, el Presidente Gregorio Pacheco los envió a Trinidad. Llegaron a Loreto a mediados de julio y a Trinidad el 13 de agosto. Visitaron los pueblos de San Pedro, San Javier, San Ignacio, San Francisco y San Lorenzo. No recibieron visita de los blancos, En cambio, los mojeños los recibieron cordialmente, con cantos en latín, castellano y mojeño, que seguían en vigencia desde los tiempos de las reducciones jesuitas. Vieron pronto los padres que más que de una rebelión se trataba de una huída, para ser obligados a trabajar en la explotación del caucho. Siguiendo la voz de un líder carismático, llamado Guayocho, los mojeños escapaban de los blancos y se iban a la aventura en busca de la tierra prometida: la “loma santa”, tierra utópica sin males. Ese movimiento había provocado inquietud entre los blancos porque con la fuga de los indios perdían mano de obra.
En su relación, que se encuentra en el archivo de San Calixto, el P. Gómez de Arteche dice que al principio, aunque los padres estaban convencidos de las injusticias y crueldades de los blancos contra los indios, los creían también a éstos culpables de atropellos y capaces de incendiar Trinidad y degollar a los blancos, como se decía. Y añade: “Cuando hubimos recorrido toda la banda y tratado con los pobres prófugos, pronto nos desengañamos y reconocimos su inocencia”.
Gracias a la intervención de los padres se logró evitar el éxodo masivo de los indígenas, la concentración de la mayoría en los pueblos de San Francisco y San Lorenzo y la permanencia de otros en Trinidad, junto a los blancos, con el compromiso de las autoridades de n obligarlos al trabajo forzoso. Los padres de fueron, pero sin olvidar las palabras de uno de los caciques: “El nuevo prefecto y ustedes se irán, y nosotros quedaremos nuevamente a merced de nuestros enemigos”. Con todo se logró, `por lo menos, que el gobierno no envíe expediciones punitivas al Beni.
Al llegar a este punto se impone un comentario. En ese tiempo la Compañía estaba principalmente, o tal vez incluso, exclusivamente, dedicada a la labor en sus colegios. Se ve que los otros ministerios: predicaciones cuaresmales, ejercicios espirituales, se llevaban a cabo esporádicamente, sin duda en vacaciones, porque todos trabajaban en el colegio. No se ve que se haya pensado en algo parecido a lo que se ve en la antigüa Compañía: obreros de españoles, obreros de españoles e indios, obreros de indios. Por eso, parece que a los padres que fueron a las antiguas reducciones ni se les ocurrió proponer a los superiores quedarse a vivir con los mojeños. Sobre lo que pudo haber sido y no fue es mejor no pensar. Lo único que se puede decir es que perdieron entonces una excelente ocasión de continuar la labor de los antiguos jesuitas. En 1903, durante la guerra del Acre, algunos jesuitas llegaron a Santa Cruz y al Beni cima capellanes del ejército. Esa fue la segunda ocasión que no supieron aprovechar.
Desde su llegada a Bolivia, la Compañía había contado con la protección de los gobiernos, especialmente durante el período de los presidente conservadores Aniceto Arce, Mariano Baptista y Severo Fernández Alonso (1888-1899). Subidos al poder los liberales, y clausurados los periódicos del partido conservador, el P. Francisco de la Cruz fundó el periódico “La Verdad”, para contrarrestar a la prensa oficial. En el Colegio San Calixto el P. Manzxanedo fundó en 1892 un observatorio meteorológico. Con la ayuda económica del Presidente José Manuel Pando se instaló un nuevo equipo meteorológico en 1903.
En 1911 el H. Esteban Tortosa instaló los primeros sismógrafos de Bolivia. Durante 40 años (1913-1953) fue director del observatorio el P. Pedro Descotes, francés. En 1897 los jesuitas iniciaron, con fines pedagógicos, las primeras comunicaciones por radio en Bolivia, entre La Paz, Miraflores y Obrajes, y en 1914 entre La Paz y Viacha. El 2 de febrero de 1939 los P.P. Descotes y Angel la Puerta fundaron la Radio Fides.
. Aunque poco numerosas, hubo vocaciones bolivianas a la Compañía. El primer boliviano, después del P. Juan Crisóstomo Muñoz, que sirvió de puente entre la antigua y nueva Compañía, fue el P. Daniel Ruiz (1872-1943), nacido en la Paz. Hizo todos sus estudios sacerdotales en el Ecuador. Se ordenó sacerdote en 1903. Durante 20 años fue profesor de gramática, historia y geografía en los diferentes colegios del Ecuador, Perú y Bolivia. A partir de 1923 hasta su muerte trabajó como misionero popular en Sucre, La Paz y Santa Cruz. Durante la guerra del Chaco (1933-1935) fue capellán en primera línea. Residió los últimos 8 años de su vida en La Paz, dedicado especialmente a visitar cárceles y hospitales en la ciudad y a dar misiones populares en aymara en diferentes provincias del departamento de La Paz.
En 1902 entró a la Compañía el P. Julio Murillo (1886-1973), que se destacó como geógrafo y explorador. Hizo sus estudios sacerdotales en el Ecuador y España. Durante 20 años fue profesor de geografía en los colegios de La Paz y Sucre. A lo largo de esos años, durante las vacaciones recorrió todo el país. Elaboró mapas y textos escolares. Aprovechaba sus excursiones para dar misiones populares y atender a los enfermos, Viajaba siempre provisto de medicinas. Durante la guerra del Chaco tuvo a su cargo el hospital de sangre que funcionó en el colegio San Calixto.
El tercer jesuita de esta época fue el P. Luis Gámez (1888-1979), nacido en Apolo (La Paz). Hizo sus estudios sacerdotales en el Seminario San Jerónimo, de La Paz. En 1915, después de 3 años de ministerio sacerdotal entró a la Compañía en Granada (España), Después de varios años de trabajo en Sucre, Arequipa y La Paz, en 1932 fue destinado al colegio de Lima, donde permaneció hasta su muerte. Se distinguó como profesor de catecismo en la escuela primaria, y sobre todo por su particular dedicación a la preparación de niños para la primera comunión. Fue conocido como Padre Luchito”.
Ya desde la llegada de los jesuitas a Bolivia, quiso Aniceto Arce que abrieran un colegio en Sucre. Sin embargo, por falta de personal no se llevó a cabo la fundación ni siquiera en 1895, durante la presidencia de Mariano Baptista, cuando las cámaras concedieron la donación de 5000 bolivianos para ese fin. Debido a las gestiones realizadas en Roma por el Arzobispo de Sucre, Sebastián Pifferi ante el P. General Francisco Javier Wernz, se fundó el Colegio Sagrado Corazón en 1912. En 1917 contaba ya con 257 alumnos, de los cuales 25 eran internos, procedentes no sólo del departamento de Chuquisaca, sino tambíén de los de Potosí, Tarija y Santa Cruz.
Entre los padres destinados a esta fundación se destacó el P. Francisco Cerro (1857-1945). El P. Cerro había trabajado en La Paz de 1893 a 1912 como profesor de física y matemáticas en el Colegio San Calixto y en el Colegio Militar. En Sucre pasó los 36 años restantes de su vida como profesor de esas materias en el Colegio Sagrado Corazón y en la Escuela Normal de Maestros. Por su amplia labor docente recibió 6 condecoraciones, bolivianas y españolas.
Los padres del colegio de Sucre extendieron su labor apostólica, dando misiones y ejercicios espirituales, a Potosí, Tarija y Santa Cruz. En 1914 el P. Simeón García dio frecuentes misiones populares en los pueblos de las antiguas misiones de Chiquitos. Esta vez también se perdió la ocasión de retomar por lo menos algunas parroquias. Por encontrarse Santa Cruz más alejada de Sucre que las otras ciudades, allí se fundó una residencia en 1919. En 1923 el P. Andrés Manchado edificó la actual Iglesia de la Merced.
En 1916 hubo un nuevo cambio de jurisdicciones. Habiéndose dividido la Provincia de Toledo en dos, la de Toledo y la de Andalucía, se constituyeron la Misión Peruano-Boliviana, dependiente de la Provincia de Toledo, y la: Misión Ecuatoriana, dependiente de la Provincia de Andalucía. El primer superior de la Misión Perano-Boliviana fue el P. Ildefonso del Olmo.
De 1919 a 1923 los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle), instalaron su escuela de primaria en locales del Colegio San Calixto, en la casa comprada a la familia Valdivia , e la calle Pichincha, donde se encuentra actualmente el CEMSE (Centro de multiservicios). Uno de los alumnos de esa escuela fue el P. Ignacio Zalles, paceño,.
En 1925 la Madre Nazaria Ignacia March fundó el Oruro el Instituto de Misioneras de la Cruzada Pontificia, que ahora se llama Misioneras Cruzadas de la Iglesia, primera congregación religiosa nacida en Bolivia. Su director espiritual y principal asesor fue el P. Luis María Capitán, del Colegio San Calixto. Su casa matriz fue el Beaterio de Jesús Nazareno, instalado en una casa que perteneció a los antiguos jesuitas.
En 1930 la Misión Peruano-Boliviana pasó a ser Vice Provincia dependiente de la Provincia de Toledo. Su primer vice provincial fue el P. Martín Mendoza. En este período se ordenó sacerdote el P. Augusto Vargas, paceño, y fueron admitidos a la Compañía los P.P. Ignacio Zalles, paceño, y Erasmo Cardona, vallegrandino. Ambos hicieron su noviciado en la Argentina, pero como miembros de la Provincia de Toledo.
El P. Vargas fue profesor en el Colegio San Calixto. El P. Zalles fue rector de los colegios del Sagrado Corazón de Sucre y del Colegio San Calixto de La Paz, Fue el primer párroco de la parroquia del Rosario de Oruro, Vicario Capitular de la diócesis de Oruro y Rector del Seminario San José de Cochabamba, dependiente de la Conferencia Episcopal Boliviana.. Habiendo quedado ciego a los 68 años de edad. fundó la Confraternidad Cristiana de Enfermos. El. P. Erasmo Cardona fue misionero rural en quechua y capellán del Hospital Viedma de Cochabamba.r
Provincia Argentina (1940-1950)
En 1939 se cerraron los colegios de Arequipa y Sucre y la residencia de Santa Cruz, por carecer la Provincia de Toledo de personal suficiente para atenderlos, a consecuencia de las pérdidas sufridas durante la guerra civil española (1936-1939). Los P.P. Pedro Descotes y Luis Pérez Hitos movieron todos los hilos posibles para conseguir la reapertura del colegio, buscando el apoyo de los padres de familia, del Arzobispo de Sucre, Daniel Rivero, y del Presidente de la Repúbllica, Enrique Peñaranda. El P. General Wlodimiro Ledochowski decidió reabrir el colegio de Sucre y la transferencia de las tres casas a la Provincia Argentina, que abarcaba ya la Argentina, el Uruguay y el Paraguay.
En 1940 salió de la Compañía el P. Luis María Capitán quien volvió a incorporarse a ella poco antes de su muerte, en 1959. La mayor parte de los padres y hermanos de la Provincia de Toledo que ya trabajaban en Bolivia, fueron adscritos a la Provincia Argentina y continuaron su labor en el país. El P. Pedro Descotes, que pertenecía a la Vice Provincia del Ecuador, dependiente de la Provincia de Andalucía, sin cambiar de provincia permaneció en Bolivia hasta su muerte.
Además de él se destacaron el P. Antonio María Sempere, fundador del museo de ciencias naturales, y los H.H. Esteban Tortosa, colaborador del P. Descotes en el observatorio, y José Bastida y Pedro Meseguer, profesores de la escuela primaria en el Colegio Sagrado Corazón de Sucre durante 40 años.
En este período se ordenaron sacerdotes los P.P. Ignacio Zalles y Erasmo Cardona. .Entraron a la Compañía los bolivianos P.P. Julio César Ocampo, ambos orureños. Siendo alumnos del colegio de los jesuitas de Antofagasta (Chile) pidieron ingresar a la Compañía. Hicieron su noviciado en Chile pero como miembros de la Provincia Argentina. Y luego pasaron a Córdoba (Argentina). El último sacerdote boliviano de este período fue el P. Gustavo Iturralde, paceño, que entró a la Compañía en Córdoba en 1950,l año en el que Bolivia y Paraguay pasaron a depender de la Provincia Tarraconense.
En este período se fundó la Radio Loyola en Sucre y la Escuela Apostólica Claudio de la Colombière en La Paz, en la que estuvo el P. Alfredo Zalles, uno de los primeros novicios bolivianos del período tarraconense. El P. Eulogio Errandonea, argentino, se distinguió como director espiritual de los alumnos y promotor de vocaciones. Fue el único jesuita argentino que permaneció en Bolivia después del traspaso de Bolivia a la Provincia Tarraconense
Provincia Tarraconense (1950-1967)
El 25 de diciembre de 1950 el P. General Juan Bautista Janssens creó con las Repúblicas de Bolivia y Paraguay, que fueron segregadas de la Provincia Argentina, la Viceprovincia Boliviano-Paraguaya, dependiente de la Provincia Tarraconense, que abarcaba Cataluña, Valencia y Baleares. Su primer viceprovincial fue el P. Luis Parola de la Provincia Argentina.
El Provincial de la Provincia Tarraconense, P. Julián Sayós, envió a Bolivia y Paraguay un centenar de jesuitas, la mayoría de ellos aún estudiantes. Con el aumento de personal se reforzaron los Colegios de La Paz y Sucre y la Residencia de Santa Cruz, que pasó a ser parroquia.
En 1952 en Cochabamba, en Villa Loyola, que era casa de vacaciones del Colegio San Calixto y lugar de alojamiento de los padres que daban retiros y ejercicios espirituales, se fundó el noviciado San Estanislao Kostka con 10 novicios venidos de España (7 escolares y 3 coadjutores) y 3 bolivianos. En 1953 llegaron de España 4 novicios escolares y entraron 3 bolivianos.
En 1955 con la colaboración de Joaquín Herrero Jorge Urioste publicó “Gramática y Vocabulario de la lengua quchua, siguiendo el esquema de la gramática latina. En 1957 Luis Ducet publicó “Método directo quechua”.
La Compañía se hizo cargo de varias parroquias en las ciudades, en las áreas rurales y en las minas. En Santa Cruz la Residencia de Santa Vera Cruz pasó a ser parroquia, y en Cochabamba se tomó la de la Compañía en la iglesia adyacente al que fue Colegio San Luis Gonzaga hasta la expulsión de 1767. En Oruro se erigió la parroquia del Rosario, desde la que se atendían los campamentos mineros de Japo, Morococala y Nuevo Pabellón.
En la década de los años 50 los P.P. Benigno Zúñiga, boliviano, y José María Rico, español, quienes había dejado la Compañía siendo estudiantes, y habían sido ordenados sacerdotes en el clero diocesano, depués de varios años de ministerio sacerdotal se hicieron pastores protestantes.
En 1954 el P. Julián Sayós fue nombrado Viceprovincial de Bolivia-Paraguay. En 1955 la Compañía se hizo cargo de la Parroquia rural de Machacamarca. En 1958 el noviciado se trasladó a Santa Vera Cruz, a 8 kilómetros de Cochabamba. Ese mismo año el Paraguay pasó a depender de la Provincia de Andalucía, y Bolivia continuó perteneciendo a la Provincia Tarraconense. En 1959 se tomó la parroquia de Uncía, en el departamento de Potosí, con la atención de los campamentos mineros de Bolívar, Centenario, Miraflores y Socavón Patiño. En Potosí se abrió una residencia junto a la iglesia de La Merced, desde que se atendió la parroquia suburbana de San Benito. La Compañía también se hizo cargo de la parroquia de la colonia japonesa de San Juan de Yapacaní en el departamento de Santa Cruz. En 1959 el P. Ramón Cabré asumió la dirección del Observatorio San Calixto, en reemplazo del P. Descotes. En 1964 el estudiante Jorge Urioste publicó “Transcripiciones quechuas”.
A iniciativa del P. Gabriel Siquier, quien desde su llegada a Bolivia como maestrillo se dedicó a trabajar con los campesinos de lengua quechua, durante 2 años (1960-1961), él y el H. Joaquín Salvadó se establecieron en la hacienda de Pairumani, cerca de Cochabamba con la intención de realizar en esa zona una labor evangelizadora y de promoción social del campesinado. Se desistió del proyecto debido a las dificultades provenientes de la estructura misma de la hacienda, En 1962 se pensó, en cambio, realizar esa obra en el pueblo de Charagua (Santa Cruz) en el Vicariato Apostólico de Cuevo), juntamente con la atención de la extensa parroquia de Charagua. El P. Gabriel Siquier fue allá destinado, y en 1964 fundó el Instituto Rural para la formación de los campesinos.
Fracasado también ese plan, se intensificó la labor pastoral y social entre los guaraníes, conocidos antes como chiriguanos. El P. Siquier se dedicó con todo empeño a esa labor, como lo había hecho antes con los campesinos de lengua quechua.. Esta vez no se perdió la oportunidad de reiniciar la labor de los jesuitas de la antigua Compañía. Cuando llegó del Paraguay el P. Luis Farré, expulsado por Stroessner, él y el P. Siquier escribieron un método de aprendizaje del guaraní (o chiriguano), que según el P. Bartomeu Melià, como el P. Farré español de la Provincia del Paraguay, corresponde más al guaraní del Paraguay que al de Bolivia. En 1974 falleció el P. Oscar Vilardell, víctima de la fiebre amarilla contraída mientras atendía a los enfermos durante una epidemia. Más tarde surgió la obra de Arakuarenda (Centro de formación para adultos) donde se forman en guaraní los catequistas y lideres.
Esta apertura de nuevos horizontes no impidió la continuación de la labor educativa, tan característica de la época anterior. Durante tres años (1956-1959) se tomó en el norte del departamento de Potosí, teniendo como centro el pueblo de Uncía, la dirección de las escuelas de Cristo, fundadas por el P. José Zampa, franciscano italiano.
Se abrieron colegios nocturnos para jóvenes obreros en el Colegio San Calixto de La Paz (1959) y en el Colegio Sagrado Corazón de Sucre (1960). El mismo año se abrió un colegio en la colonia japonesa de San Juan de Yapacaní. Con el aumento de alumnos en el Colegio San Calixto de La Paz, en 1965 se vio la necesidad de construir un nuevo edificio en la zona de Següencoma. Sin embargo, no pudo cerrarse el antiguo colegio, por lo cual el nuevo se fue desarrollando a parte, llegando a ser un colegio independiente con el nombre de San Ignacio. En 1966 bajo la dirección de los jesuitas se fueron implantando las escuelas y colegios fiscales de Fe y Alegría en zonas populares de las ciudades y en las áreas rurales, con la colaboración de diferentes congregaciones religiosas, masculinas y femeninas.
Viceprovincia de Bolivia (1967-1984)
En 1967 Bolivia se constituyó en viceprovincia independiente. En la crisis general en la Iglesias, posterior al Concilio Vaticano II, (en la década 1960-1970), en todas partes muchos jesuitas dejaron la Compañía y disminuyó el número de vocaciones. La crisis afectó también a Bolivia con la salida de jesuitas españoles y bolivianos, sacerdotes, estudiantes y hermanos. Lo que caracteriza a este período es el cambio de actitud entre jesuitas y ex jesuitas. Muy lejos ya de la frialdad de los que quedaban con respecto a los que salían y del silencio o resentimiento de los que se iban, y del nulo o escaso trato que había entre ambos grupos, después del Concilio Vaticano II se vive un clima de verdadero afecto mutuo. Muchos ex jesuitas continúan su trabajo anterior o se incorporan a otras obras o instituciones de la Compañía.
En 1969 el noviciado se trasladó a la ciudad de Cochabamba y se abrió en la misma ciudad una casa de estudiantes jesuitas, con el deseo de proporcionar a los jóvenes una mayor posibilidad de inserción en la realidad del país. Los estudiantes, que antes recibían su formación sacerdotal en diferentes escolasticados de la Compañía, a partir de entonces hicieron sus estudios de filosofía y teología en el Seminario Interdiocesano San José, y desde 1972 los hacen en el ISET (Instituto Superior de Estudios Teológicos), donde se forman tanto los seminaristas como los religiosos y religiosas, en el que son profesores varios jesuitas, tanto de Bolivia como de otras provincias.
El P. Rosendo Carreras fue catedrático y vicerrector de la Universidad de San Francisco Javier de Sucre. Por la importancia de su labor docente, de administración y dirección, se destacan los P.P. Enrique Jordá, Antonio Barberán y Miguel Manzanera, este último fue decano del ISET y es actualmente director del Instituto de Bioética. Fue valiosa la colaboración de jesuitas de otras provincias, especialmente la de los P.P. José Luis Idígoras, de la Provincia del Perú, y Fernando Manresa, Rafael de Sivatte y José Vives de la Provincia Tarraconense.
En 1977 surgió una crisis que puso al Seminario San José y al ISET al borde se ser clausurados. Una de las causas fue la objeción presentada por la Conferencia Episcopal Boliviana contra el jesuita Rafael Puente, boliviano, profesor de teología, por sus ideas marxistas. La crisis personal de Puente desembocó en su salida, no sorpresiva, de la Compañía.
En este tiempo prestaron su colaboración en el Semen ario San José como rectores los P.P. Ignacio Zalles y Enrique Jordá. Desde la década de 1980, con el deseo de proporcionar una mejor formación teológica a los estudiantes jesuitas se los envía a otros países, preferentemente al Brasil al Salvador. Desde 1984 se publica en el ISET la revista “Yachay”, en la que colaboran varios jesuitas.
En búsqueda de caminos nuevos a favor del campesinado, en 1967 se fundó en Sucre la Acción Cultural Loyola (ACLO), que trabaja en los departamentos de Chuquisaca, Potosí y Tarija, y en 1971, en La Paz el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), que trabaja en los departamentos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Ambas instituciones tienen estaciones radiofónicas y publican investigaciones económicas, sociológicas y lingüísticas.
En 1967 se toma la parroquia de Tiraque en el departamento de Cochabamba. En 1968 se cierra la residencia de Potosí, pero dos años más tarde se toma la parroquia de San Clemente en un barrio suburbano. En 1969 se toma la parroquia de San Miguel en Sucre, en la iglesia que perteneció a la Compañía, adyacente a la Universdad de San Francisco Javier.
Durante 7 años (1970-1977) se atiende la parroquia de TIahunaco en el departamento de La Paz, en la que se promueve la formación de diáconos de lengua aymara. En esta labor se destacó el P. Gustavo Iturralde, boliviano, quien publicó u catecismo en aymara y castellano. Después de su muerte (1974) se publicaron algunas de sus poesías en castellano, en las que relaciona el andinismo con la ascensión espiritual.
Desde 1970 se atendieron también las parroquias de Jesús de Machaca, Andrés de Machaca y Taraco en el departamento de La Paz. No siendo posible la atención de toda esa inmensa zona, desde 1974 los esfuerzos se concentraron en la parroquia de Jesús de Machaca, con residencia en el pueblo de Corpa.
En el departamento de Cochabamba durante 3 años se atendió la parroquia de San Benito (1970-1973) y se colaboró en las parroquias de Santibáñez e Itapaya (Cochabamba), Andamarca (Oruro) y Yamparáez (Chuquisaca). En 1972 se tomó la de Pura Pura (La Paz),
En el campo educacional la Compañía se hizo cargo de la Facultad de Economía de la Universidad Católica en La Paz (1967-1972) y de la Escuela Normal Rural de Paracaya en el departamento de Cochabamba (1970-1973). Se abren institutos técnicos para obreros en Oruro (1968) y Santa Cruz (1975). En 1972 pasó a la Compañía el Colegio Juan XXIII (Cochabamba), para estudiantes provenientes de las áreas rurales y mineras, cuyo primer director jesuita fue el P. Pedro Basiana.
Dada la escasez de personal en estos años se va reduciendo considerablemente el número de jesuitas en los colegios. Por otra parte, resultaba imposible fundar un colegio en Cochabamba en los locales del antiguo noviciado de Villa Loyola, según el proyecto trazado en años anteriores, El P. Guillermo Carrero fundó en esos locales el Centro de Educación Financiado por la Comunidad (CEFCO) y el Colegio Loyola, que fue atendido por las Hijas de Jesús. Juntamente con su labor docente el P. Carrero publicó varios libros que conjugan con el pensamiento filosófico el ensayo, la novela y la poesía.
En este período varios jesuitas, solidarios con el sufrimiento del pueblo, entraron en conflicto abierto con los regímenes militares y participaron en manifestaciones y huelgas de hambre. Aparecieron con frecuencia en la prensa los nombres de los P.P. Federico Aguiló, José Oriol Prats y Pedro Negre. Los dos últimos salieron de la Compañía. El P. Aguiló continuó su labor de solidaridad con los marginados dentro de “Derechos Humanos”.
Los conflictos ideológicos y la posición diversa ante los acontecimientos ocasionaron malestar y división entre jesuitas. Muchos obispos manifestaron su preocupación ante la toma de posición del algunos jesuitas, si bien juzgados no heterodoxos en el sentido estricto, tenidos por lo menos como imprudentes. Varios jesuitas fueron detenidos.
En 1980 hubo un allanamiento en los estudios de Radio Fides El 23 de marzo de 1980 fue asesinado el periodista P. Luis Espinal, hecho que conmovió al país entero. Espinal, figura muy conocida en el país por sus artículos de corte profético, publicados en “Ultima Hora, “Presencia” y, sobre todo en el periódico “Aquí”, que él dirigía, tuvo sus admiradores y opositores. Aun dentro de la Iglesia y de la Compañía, algunas de sus observaciones y críticas no fueron muy bienvenidas. Inserto en el mundo de la cinematografía, publicó libros, folletos y artículos de crítica cinematográfica. Después de su muerte se difundió su obra “Oraciones a quemarropa”, libro surgido al calor de su intensa vida activa e intensa vida interior. Su entierro fue uno de los más concurridos que se recuerda en La Paz.
La década de los 80, caracterizada por la tranquilidad política en el país, presenta menor protagonismo de jesuitas en el escenario político. En 1892 se entregan la escuela y colegio de San Juan de Yapacaní a los padres salesianos.
Provincia de Bolivia (1983-2006))
Por un decreto de la Congregación General XXXIII (1983), las viceprovincias independientes pasaron a ser provincias. El primer provincial de la Provincia de Bolivia fue el P.Jorge Trías. En 1984, a petición del Vicario Apostólico del Beni, Monseñor Carlos Anasagasti y de los padres fanciscanos volvió a las antiguas misiones de Mojos, a la parroquia de San Ignacio, que abarca los pueblos de San Francisco y San Lorenzo, en las regiones visitadas en 1887 por los P.P. Gómez de Arteche, Astráin y Manzanedo. Esta vez no se desaprovechó la oportunidad de continuar la labor de los antiguos jesuitas. Fue destinado a Mojos el P. Enrique Jordá. A iniciativa del P. Antonio Sagristá se abrió un internado para mojeños provenientes de las comunidades más alejadas. En 1993, el P. Jesús Olza, de la Provincia de Venezuela estudió los dialectos mojeños, el ignaciano y el trinitario.
En esta década la disminución de personal afectó a las parroquias. Se cerraron lamentablemente las de San Miguel y San Matías en Sucre y la de Pura Pura en La Paz. El impresionante crecimiento demográfico de la parroquia de Santa Vera Cruz (Cochabamba) impulsó al párroco Javier Velasco, a promover el desarrollo en las diferentes zonas de la parroquia, buscando la mejora de los diferentes barrios y la búsqueda de fuentes de trabajo para los inmigrantes, procedentes principalmente del departamento de Oruro, Continúa prestando sus servicios a toda la zona el dispensario fundado por el P. Andrés Pedrón.
En la parroquia de Tiraque, aún marcada por el sello de la personalidad del P. Esteban Avellí, incansable apóstol de los campesinos, como culminación de una prolongada labor de formación de catequistas, bajo la iniciativa y dirección del P. Ramón Alaix se ha dado el paso de promover al diaconado a algunos catequistas. En la parroquia de Corpa (La Paz), bajo la dirección del P. José Fernández de Henestrosa en Centro de Estudios Técnicos, Humanisticos y Agropecuarios (CETHA) y el Equipo de Salud del Altiplano (ESA).
El P, Laurence Drake, de la Provincia de Australia, sucedió al P. Ramón Cabré como Director del Observatorio de San Calixto. En 1985, por iniciativa del P. Antonio Sagristá se estableció junto al Colegio de San Calixto el Centro de Multiservicios Educativos para los alumnos de otros colegios. Esa institución completa en cierto modo, la labor formativa llevada a cabo desde años atrás por el P. Francisco Javier Cerdá.
La Radio Fides, dirigida por el P, Eduardo Pérez Iribarne y la Agencia de Noticias Fides (ANF), dirigida por el P. José Gramunt han continuado su labor periodística durante todos estos años. El P. Pérez tiene programas en la radio y en televisión. El P. Gramunt tiene una columna diaria que se publica en los principales periódicos del país. Tanto los programas de Pérez como los artículos de Gramunt, de amplia difusión, suscitan reacciones contrarias, de aprobación o rechazo, más marcadas en el caso del primero. El P. Alejandro Wust colabora en varias radios de Sucre y de otras ciudades con programas radiofónicos.
El P. Carlos Palmés colaboró en los cursos de preparación de los formadores de religiosos en América Latina. Principalmente los P.P. Carlos Palmés, Jorge Trías, Arturo Moscoso y Sabino Colque, desde el Centro de Espiritualidad Ignaciana (CEISI), con la colaboración de religiosas dan ejercicios espirituales en diferentes modalidades.
En 1986 se fundó la revista “Cuarto Intermedio”, dedicada especialmente a la reflexión sobre la realidad boliviana. Desde el principio colaboraron en la revista muchos jesuitas y varios religiosos de otras órdenes. A medida que ha ido consolidándose y ganando en prestigio ha ido aumentando la colaboración de los laicos y disminuyendo la de los jesuitas.
En 1988 falleció Monseñor Alejandro Mestre, que fue secretario de la Conferencia Episcopal Boliviana, obispo auxiliar de Sucre y arzobispo auxiliar y vicario general de la arquidiócesis de La Paz. El P. Francisco Flores es secretario de la Conferencia Espiritual. El P. Miguel Manzanera es actualmente Vicario Judicial a nivel nacional.
Algunos jesuitas fueron profesores en diferentes universidades del país. Por su labor ya prolongada merecen ser mencionados los P.P. Francisco Dardichón, profesor de filosofía en la Universidad San Simón de Cochabamba y en el ISET, y Federico Aguiló como profesor de sociología. Cumple una función de servicio a la comunidad la Biblioteca Julio Murillo, a cargo de los P.P. Estanislao Just y Ramón Cardozo,
Por su labor lingüístíca se destacó el P. Joaquín Herrero. Fue profesor de quechua y lingüística en el Instituto de Idiomas, de Cochabamba, dirigido por los P.P. de Maryknoll. Con su colaboración y asesoramiento el señor Federico Sánchez de Lozada publicó diccionarios y gramáticas en quechua. En ese campo yo publiqué varias obras: En 1975 un catecismo, “Qheshwa Catecismo” (Javier Baptista, Juan González, Betty Luján, M.C.I). C.olaboré en la traducción de la Biblia en quechua, publicada por las Sociedades Bíblicas (1986), y publiqué con la colaboración del .P. César Maldonado y del estudiante Enrique Zabala la traducción de la Biblia del Niño (1996). Con la Hna. Betty Luján traduje al quechua el Misal Romano (1991) y el Ritual (aún no publicado). Publiqué el libro de oraciones “Diusmanta mañakuna” (2004).
El P. Luis Palomera fundó el Centro de Patoral Litúrgica Aymara (CEPLAY) y publicó el Leccionario y el Misal Romano en aymara. Publicó “Un ritual bilingüe en las reducciones del Paraguay, el manual de Loreto” (2002). El P. Jesús Olza, gracias a la ayuda de Conchita Nuni de Chapi y Juan Tube publicó “Gramática mojeña ignaciana” (2004).
El P. Federico Aguiló publicó varios artículos sobre en quechua en diferentes revistas. El P. Fernando Alvarado tradujo al quechua los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Varios jesuitas colaboran con la Conferencia Episcopal Boliviana.
El P. Federico Aguiló publicó libros y artículos sobre sociología. El P. Xavier Albó, de visión exlusivamente idigenista, escritor fecundo, escribió libros y artículos sobre antropología. sociología y política. El P. Víctor Codina escribió libros y artículos sobre teología. El P. Carlos Palmés sobre espiritualidad. El P. Francisco Dardichón publico “Sugerencias para las homilías dominicales” para los ciclos A, B. y C. El P. Arturo Moscoso escribió libros y artículos sobre teología. El P.José Gramunt publica regularmente artículos en los principales periódicos del país sobre temas políticos.. Ha incursionado también en ese campo e, P. René Cardozo
En historia el P. Antonio Menacho publicó un libro sobre las misiones de Chiquitos el libro “Por tierras de Chiquitos” (1991). Varios jesuitas hemos colaborado y colaboramos en la revistas “Cuarto Intermedio”, “Yachay” y sobre todo en el “Anuario de la Academia Boliviana de Historia Eclesiástica”. Los actuales miembros jesuitas de la Academia somos Antonio Menacho, Xavier Albó, Estanislao Just., todos autores de varios libros y artículos. Hay que añadir el nombre de Federico Aguiló, ya fallecido. Es importante la tesis de historia del P. Estanislao Just “Comienzo de la independencia en el Alto Perú. Los sucesos de Chuquisaca de 1809 (1984).
En el “Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús” editado por los P.P. Charles O’Neill y Joaquín María Domínguez, y en el “Diccionario Histórico de Bolivia”, editado por Josep Barnadas (2002), han colaborado algunos jesuitas de la Provincia de Bolivia, y en ambos hay muchos artículos sobre la antigua y nueva Compañía (2001).
El P. Bernardo Gantier desde sus años de estudiante se dedicó a la pintura de cuadros catequísticos en diferentes iglesias y capillas del país. Muchos de sus cuadros, principalmente sobre la vida de San Ignacio. Se han reproducido como portadas de catálogos de la provincia y de varios libros. Como pintor paisajista se destaca el H. Mariano Alique y como compositor de música religiosa juvenil el H. Henry Aparicio.
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